Tal como comenté en una entrada anterior (LO QUE ME DIFERENCIA COMO PROFESIONAL DE OTRAS TERAPIAS) solemos pensar que para terminar yendo al psicólogo habremos de estar muy mal de la cabeza o al límite.
Nada más lejos de la realidad, igual que no acudimos al médico únicamente cuando sufrimos una enfermedad grave o hemos de recurrir a una cirugía, sino que acudimos cuando aparecen síntomas que nos preocupan o bien síntomas que vemos que van a más, complicándose, con el psicólogo es posible hacer lo mismo. Sí, has leído bien, se puede hacer lo mismo y voy a explicarte cómo puedes integrar en tu vida y salud (mental y física) una figura tan importante como es el psicólogo.
Evidentemente, cuanto antes abordemos una dificultad, menos
probabilidad hay de que ésta se convierta en un problema, así como cuanto antes
abordemos un problema, menos posible es que devenga en una patología. Ésta sería
entonces la manera en que construimos aquello que luego sufrimos: tenemos una
dificultad a la que respondemos inadecuadamente, por lo que pasa a ser un
problema que, si no solucionamos, probablemente, con el paso del tiempo, terminará en patología o enfermedad.
Vamos
a ver unos ejemplos:
- Dificultad:
te acuestas para dormir y no consigues dormir, en ese momento puedes empezar a pensar:
“¡Vaya! Justo hoy que mañana tengo una reunión importante y necesito llegar
descansada…” Media vuelta en la cama: “¡venga tranquilízate y duérmete…”. Y
suele suceder que cuando tratamos de hacer voluntariamente algo que es
espontáneo justo se bloquea y lo que sucede esa noche es que no dormimos o lo
hacemos mal. Podría suceder que, a la siguiente noche o una noche próxima
cercana, volvamos a tener dificultades para dormir con sus consecuencias durante
el día (cansancio, irritabilidad, confusión, despiste, bajo rendimiento… y los
correspondientes mensajes que nos daremos a nosotros mismos: "Ves! Eso te pasa
por no dormir, a ver si esta noche duermes..”). Y comienza a complicarse el
sueño porque empezamos a tratar de controlarlo poniéndole solución.
- Problema:
hace meses que apenas concilias por las noches o te desvelas a las pocas horas,
y has intentado muchas cosas para resolver el problema como: relajarte antes de
acostarte, no hacer ejercicio físico las horas previas a dormir, tomar
infusiones, quitarte los estimulantes durante el día, leer en la cama, escuchar
relajaciones...hasta que has terminado sucumbiendo a los hipnóticos
(lormetazepam, Orfidal…) y ya no puedes dormir sin ellos, aunque eso no te mole
nada. Tienes un insomnio en toda regla. O no has sucumbido a los fármacos y sobrevives como puedes...
- Patología:
si esta situación perdura en el tiempo, se es muy susceptible de desarrollar patologías
como depresión, ansiedad o angustia por no poder descansar adecuadamente,
dependencia de hipnóticos (necesitar cada vez mas dosis para obtener el mismo
efecto), problemas cardíacos, diabetes, problemas gastrointestinales...
Otro ejemplo:
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