Desde la Terapia Breve Estratégica
se trabaja usando un modelo empírico-experimental por el cual conocemos el
problema a través de su solución. Los “por qué” son sustituidos por el “cómo”
funciona el problema. No vamos en busca de la causa, ya que esta puede
ayudarnos a comprender el problema, pero los problemas no se resuelven con solo
su comprensión.
Intentamos responder a la
pregunta de cómo funciona el problema aquí y ahora, cuáles son las soluciones
que la persona ha intentado hasta el momento y cuáles no han funcionado. Para
conocer cómo un problema se mantiene en el tiempo debemos intervenir sobre
él para intentar cambiarlo.
Lo que hace que una dificultad se
convierta en un problema y un problema en patología es lo que la persona hace o
piensa (y a menudo también su entorno) para intentar resolver la dificultad.
Hay una cosa que me suele suceder
en la consulta, y es que hay personas que vienen tras otros intentos de
intervención terapéutica por depresión fracasados, o bien después de que su
medico de familia le diga: “Lo que a usted le pasa es que está deprimido” y le
recete un antidepresivo. Este diagnóstico suele tener un efecto terrible en la
vida de las personas, ya que cuando oímos la palabra depresión, todos nos hacemos
una imagen de lo que es y el mensaje que
el profesional trasmite a la persona con la palabra depresión es “ya no eres
capaz de gestionar tu vida”. ¿Sabéis que sucede? Que cuando repito o me repiten
mucho una cosa…termina por convertirse en realidad. Así es como funciona la
construcción de las creencias.
Una de las cosas que con más
frecuencia hacen las personas “deprimidas” ante determinados problemas, tras
intentar , una y otra vez, resolverlos
sin éxito es renunciar. Según G. Nardone “La depresión no es un trastorno en sí
mismo, sino un trastorno que es efecto de otras problemáticas. La palabra depresión indica “bajada”, sirve
para indicar la reacción que tiene un individuo cuando hay algo que no funciona
en su vida. La depresión no nace de la nada, es el resultado de los fracasos,
de la desilusión. Nace siempre a partir de algo que, por lo que sea, provoca
esa derrota y , entonces, la persona se rinde”.
“Podemos hacer el experimento con
nosotros mismos, cada día dejo de
combatir, me rindo, y luego empezar a pensar que somos así por haber nacido en
la familia que hemos nacido, o que somos victimas de la naturaleza porque nos
ha hecho feos, la naturaleza es la culpable, o somos así debido a nuestra falta
de éxito, hemos luchado, pero estamos derrotados… No importa cual de estas
perspectivas elijamos, sino que éstas nos lleven a dejar de combatir. Asumirla durante unos meses y seremos un
paciente deprimido con toda la sintomatología”. Esto es así, porque cada uno
construye aquello que luego sufre. La realidad no es lo que nos sucede, sino lo
que hacemos con aquello que nos sucede. Y un deprimido lo que decide hacer es
rendirse y/o renunciar.
Desde la TBE primero trabajamos
sobre la sintomatología que la persona tiene para después trabajar sobre las
dificultades o problemas que han llevado a la “depresión”.
Retomando lo que decía Nardone
acerca de que la depresión es el efecto de otras problemáticas, lo que hacemos
es indagar no solo en el cómo del problema, sino también dónde, con quien,
desde cuando, la frecuencia… así como las soluciones que el paciente ha puesto
en marcha para tratar de estar mejor. Generalmente, las personas en esta situación han intentado
diferentes cosas: animarse, hacer cosas, mantenerse activos, tomar decisiones… sin
éxito, lo que ha hecho que terminen renunciando debido al fracaso en la
solución del problema. Se paralizan rechazando hacer cualquier cosa, tienen
ideas negativas, desesperanza… lo que les lleva , a su vez , a aplazar las
cosas, tener una actitud de esperar a que las cosas cambien por sí solas o
delegar en los demás la propia mejoría, y no tomar decisiones.
En nuestra terapia analizamos qué
aspecto es el que predomina en ese momento en la persona que tenemos delante y
comenzamos a trabajar sobre ello, mediante diferentes tareas a llevar a cabo
entre sesiones. Una de las primeras cosas que hacemos es colocar el pasado en el pasado para que no siga invadiendo el presente, e
introducir en el presente esa cosa que va a permitir modificar el futuro, de
forma que construya una nueva realidad, para que de una realidad sufrida pase a
una realidad construida.
Debería ser de dominio público que
sólo un 2% de los casos diagnosticados como depresión deberían ser tratados en
primera instancia mediante psicofarmacología y, complementariamente, con psicoterapia.
El resto, el tratamiento de primera opción debería ser psicológico. Por tanto,
en caso de necesitar ayuda o conocer a
alguien que la necesite, os recomiendo invertir vuestro dinero en un
profesional de la psicología que ayude a resolver el problema que originó “la depresión”,
antes que gastar el dinero en unos fármacos que no han demostrado ser mas
eficaz que lo primero y que, por contrapartida, tienen efectos secundarios
claramente demostrados y que pueden derivar en numerosas patologías, además de
la dependencia que conllevan.
Documentado en: “Las caras de la
depresión” E. Muriana, L Petteno, T Verbitz.
Seminario “La depresión” mayo 2007
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