LOS MONSTRUOS CON LOS QUE CONVIVIMOS: LA DUDA Y PENSAR DEMASIADO

Quien más y quien menos convivimos y algunos sobrevivimos al Pepito Grillo de nuestro interior.

Solo hay una persona de la que no podemos librarnos, de la que no podemos huir, por más que lo intentemos, nosotros mismos. 

"Estás confinado solo por los muros que construyes tu mismo"
Ese yo, que está ahí, a cada momento, para recordarnos lo que debemos o no debemos hacer, lo que podemos o no, o ese que está ahí para criticarnos, para hacernos dudar… ¿Quién no tiene uno de estos?

Voy a hablaros de los más usuales:
  • EL INQUISIDOR. Es aquel que te indica que “hagas lo que hagas serás culpable”. Está ahí, encima de ti, haciéndote sentir culpable de tus actos, pensamientos o decisiones, condenándote. Uno siente que vive en un constante tormento del que siente no tener escapatoria al invadirle los sentimientos de culpa.
  • EL SABOTEADOR. “Elijas lo que elijas, hagas lo que hagas, de todos modos te vas a equivocar”. En nuestra búsqueda de seguridad, inevitablemente, caemos en la trampa de nuestro saboteador que nos irá generando cada vez más dudas. Estamos siempre insatisfechos con nuestra elección o decisión, no conseguimos la certeza total  porque, entre otras cosas, ésta no existe. Buscamos certezas y eso forma parte de nuestra trampa, intentar alcanzar racionalmente lo que no es posible: la certeza absoluta. De esta manera, nuestras decisiones se postergan, se enlentecen, se sufren y se sale de esta batalla herido y extenuado. Incluso, en ocasiones, nos rendimos y decidimos no elegir, sin darnos cuenta que esto mismo es una decisión. Lo que sucede es que, cuando no decidimos, es la vida la que lo hace por nosotros y aquí, ocurra lo que ocurra, siempre perdemos.
  • EL PERSEGUIDOR.  Éste nos dice: “ya puedes intentarlo, que no vas a estar a la altura”. Este es un gran artista en infundirnos miedo y dudas, y suele ser común en personas que tienen responsabilidades y quieren dar lo mejor de sí, o personas muy inseguras de sí mismas. Este monstruo se empeña en mostrarnos nuestra incapacidad frente a las situaciones.
Tipologías desarrolladas por Giorgio Nardone creador de la Terapia Breve Estratégica.

Todos ellos desencadenan dudas en nuestro interior, que nos enroscan e impiden tomar decisiones, que nos agotan y nos hacen sufrir, envolviéndonos en un loop sin fin.


Cada vez que entramos a combatir esas dudas, terminamos siempre perdiendo en favor de nuestro monstruo interior.

La razón por la que siempre él gana se debe a que es con sus reglas con las que combatimos y es en su terreno: el pensamiento. Este tipo de dudas no han de resolverse en la cabeza, ahí no tienen solución posible, ya lo habéis comprobado. Siempre terminamos sufriendo, angustiados y frustrados, todo se enturbia, nada se clarifica.

Lo curioso que es que normalmente intentamos librarnos de nuestro monstruo interior o bien no haciéndole caso y cuanto más tratamos de echarle, más permanece con nosotros; o bien entrando a argumentar con él, combatiendo.  Cuanto más le combatimos, más veces él gana y más derrotados nos sentimos.

Así pues, solo hay dos opciones: una es ganar sin combatir: tal como acude la duda a nuestra mente, tal como llama nuestro monstruo interior, le dejamos entrar, pero no le combatimos, aceptamos que está ahí, que es parte de nosotros, no le echamos. Sería como abrirle la puerta para que salga por la ventana.

La otra manera, es que si no podemos evitar combatir con él, es decir, no podemos evitar entrar en un loop, en un diálogo sin fin con él, lo hacemos, pero trascribiendo nuestro pensamiento. Es en el campo de la escritura donde hacemos que se desarrolle la batalla, estas serán nuestras reglas, algo así como “si quieres combatir lo hacemos pero con mis reglas (escribir) no con las tuyas (pensar)”, donde hasta ahora siempre hemos perdido.


Puedes encontrar más información sobre esta técnica en la entrada: CUANDO PENSAR DEMASIADO HACE DAÑO: LAS PREGUNTAS SIN FIN

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TIPS PARA MEJORAR NUESTRA RELACION CON LA COMIDA

Comer es un placer, y este es el tipo de relación que hemos de tener con los alimentos.

Cuando ingerir un alimento se convierte en una tortura, bien porque no nos gusta o bien porque nos los prohibimos, nuestra relación con la comida cambia drásticamente y es ahí donde comienzan los problemas.

Problemas a nivel emocional (estoy a disgusto con mi figura), a nivel relacional (empiezo a estar pendiente de gustar a los demás) o a nivel físico (cojo los kilos que no deseo).

Ya vimos cómo hacer dieta engordaba y ahora os propongo algunas claves para mejorar nuestra relación con los alimentos y todo lo que ello implica.

Tan importante, o más, es lo que comemos, así como la manera en que lo hacemos.
  1. LA COMIDA TIENE UN COMPONENTE SOCIAL IMPORTANTE. ¿Disfrutas más una comida con amigos charlando y riendo, o una comida frente a la tele?, ¿o una comida discutiendo con tus hijos/pareja o sobre lo que te ha pasado hoy en el trabajo?. La respuesta es clara. Es muy importante que cuando comas dejes los problemas para otro momento. Mientras comes disfruta de la comida, no vas a resolver nada durante, que no puedas hacerlo en otro momento. No solo conseguirás que la comida te siente mal, sino que tu ser empiece a asociar la comida con emociones desagradables. Reflexión: ¿Te extraña que luego cada vez que estas ansiosa/o, enfadada/o comas?.
  2. SACA, en la medida de lo posible, TODO LO QUE TE VAYAS A COMER A LA MESA. Está totalmente contraindicado andar levantándote 5 veces a la cocina a por lo que vas a comer tú y tus acompañantes. Reflexión: ¿te extraña que tus hijos no consigan permanecer sentados toda la comida? Recuerda que los niños aprenden por modelaje.
  3. USA UNA VAJILLA BONITA, que te guste. ¿Por qué no?. ¿Sacas la vajilla especial solo cuando vienen invitados? ¿No merecéis tú y tu familia esos momentos especiales?. Desempólvala de vez en cuando, verás como cambia todo. Sugerencia: ¿Estás harta de tu vajilla vieja? No la tires, dónala a alguien que la necesite.
  4. CAMBIA EL LUGAR EN QUE TE SIENTAS A LA MESA. Verás cómo cambia la mirada, cómo las cosas se muestras distintas. No acostumbres a tu cerebro a lo mismo. Despiértalo, mantenlo ejercitado. La rutina lo atrofia.
  5. COME CON CONCIENCIA. ¿Tienes un plato con diferentes alimentos? Cuando vayas a ingerirlos no lo hagas siempre igual. Cómelos individualmente, mézclalos de manera distinta, comprueba cómo cambia su sabor en la boca.
  6. COME DESPACIO, MASTICA. Cuando te lleves los alimentos a la boca, trata de comprobar su textura, pásalos por diferentes partes de la boca, ¿sabías que, según donde estén, tienen matices diferentes y saben distinto?.
  7. TURN OFF. APAGA LAS PANTALLAS. , ¿qué necesidad de ver malas noticias tienes mientras comes?. ¿Sabías que cuando comes viendo una pantalla, la de la tele, el móvil, el pc… te distraes y esto hace que comas más de lo que necesitas?.  Cuando comemos conscientemente  nuestro cerebro está a lo que tiene que estar, procesando la información y atento a nuestro estómago cuando le envía la señal de que está saciado.
  8. Y la última y que más me gusta…. COME SÓLO LO QUE TE GUSTA. Si das espacio en tu vida a los alimentos y comidas que más te gustan, en vez de prohibírtelos (recuerda que se vuelven irresistibles y caemos en la trampa), poco a poco la comida irá tornándose en un auténtico placer y buscarás intuitivamente probar e incorporar nuevos alimentos y combinaciones, incluso aquellas que anteriormente no te gustaban.

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ESTAR A DIETA ENGORDA

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ESTAR A DIETA ENGORDA

¿Te pasas la vida haciendo dietas?. ¿Cuántas veces has intentado perder esos kilitos de más? ¿Cuántos crees que te sobran, 3kg o 10kg?. No importa, porque cuanto más trates de quitártelos haciendo una dieta, más a gusto volverán a tu cuerpo, ¿lo sabias?.

Te esfuerzas por encontrar la dieta “perfecta” y cuando te pones a ello lo haces con muuuucho esfuerzo, dedicación y sacrificio. O, al menos, con esa intención comienzas.

¿Qué ocurre entonces?, ¿por qué no logro llevar la dieta hasta el final? ¿por qué, a pesar de haber sido disciplinada y constante, si dejo la dieta, esos kilos vuelven a mi más rápido y más “pesados” que antes?, ¿es que sólo puedo conseguir el peso que deseo estando a dieta de lo que más me gusta comer?, ¿mi única opción es estar a dieta para siempre?

Y es que, chicas, chicos…ahí está la verdadera trampa. Las dietas engordan y os voy a mostrar y demostrar por qué:

Cualquier dieta, sea cual sea: la del pollo, la de la piña, la proteínica…no importa cuál, no funciona porque todas ellas tienen dos cosas en común: la PROHIBICIÓN y el CONTROL. Y ahí es donde empieza el principio del fin.

Toda dieta nos prohíbe algún alimento, que, he aquí casualidad, o bien es de los que más nos gustan o empiezan a despertar nuestro interés y gula, desde ese momento, convirtiéndose en los más deseados. Esto es así porque el ser humano y la prohibición no se llevan nada bien. Cuanto más me prohíbo una cosa, más irresistible se vuelve, más deseo poseerla, comerla, hacerla… Si quieres terminar sucumbiendo desaforadamente al pan, la pizza, los bollos, el chocolate… basta con que hagas dieta y te los prohíbas.

El control es una trampa mental muy extendida. Cuanto más quiero tener el control sobre algo, más se descontrola. En la comida se traduce en cuanto más intento llevar rígidamente unos horarios, unas cantidades, unos alimentos “sanos”… más se descontrola todo y más caos aparece tarde o temprano.

Hacer dieta y lograr perder esos kilos de más y mantenerlos durante un tiempo es un éxito, pero un éxito aparente, porque es el éxito ilusorio de una batalla ganada (la de la pérdida temporal de kilos deseados para el veranito) que se convierte en la derrota en la guerra (los kilos que siempre vuelven  a final de año). 

La verdadera trampa es alternar el aparente éxito a corto plazo de las dietas, con el fracaso a lo largo del tiempo, ya que hemos de estar siempre a dieta o retomarlas una y otra vez porque nunca conseguimos nuestro normopeso mantenido en el tiempo. Esto lo que hace es fomentar la ilusión de que antes o después se conseguirá mantener el peso deseado, dando paso a la posterior desilusión y, con el tiempo, de nuevo a la ilusión de intentarlo y conseguirlo, convirtiéndose en un círculo vicioso.

El dato científico más demoledor tiene que ver con los resultados de un estudio realizado durante más de 18 años a petición de la revista American Psychologist: Los investigadores compararon los efectos derivados de estar o no a dieta haciendo seguimientos a miles de individuos durante años. Más del 80% de los sujetos sometidos a dieta terminaban con sobrepeso evidente, mientras que más del 70% DE LOS QUE NO ESTABAN A DIETA VOLVIA A LOS PARÁMETROS DE NORMOPESO. La conclusión inevitable es que ESTAR A DIETA ENGORDA.("Psicotrampas" Paidós 2014. Giorgio Nardone).

El veranito está a la vuelta de la esquina… ¿volverás a sucumbir a la dieta? ¿Estás dispuesta/o a sacrificarte de nuevo?, ¿a evitar los alimentos que más te gustan?, ¿con los que más disfrutas?, ¿intentarás seguir ganando la batalla para perder la guerra?.

Puede ser que así sea, si sientes que la presión es grande para estar “bien” durante unos meses, pero después replantéate esta solución que no hace sino empeorar tu problema año tras año.

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COMO PODEMOS LLEGAR A CONSTRUIR UNA REALIDAD QUE NOS HACE SUFRIR

Un ejemplo de cómo podemos llegar a construir una enfermedad mental entrando en una espiral de desesperanza, humillación y desesperación y cómo se puede salir de ella.

Impresionante relato que os recomiendo a todos aquellos a los que les interese la psicología y la mente del ser humano.
A todos aquellos que sufren, o conocen a alguien que sufre una enfermedad mental, aquí esta el ejemplo de cómo podemos superarlas. El poder no está en lo que otros nos dan o dicen, sino el poder está en uno mismo!

Gracias Eleanor por difundir tu testimonio. 

Cuando visualicéis el vídeo activar los subtítulos en español si los necesitáis.








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CÓMO APRENDER A GESTIONAR LAS EMOCIONES

Hoy me gustaría hablarte de la importancia que tienen en nuestras vidas saber gestionar adecuadamente las emociones.

Puedo decirte que, por mi experiencia,  el 95% de las personas que acuden a mi consulta lo hacen porque, en determinado momento de sus vidas, no supieron afrontar y gestionar sus emociones y esto terminó generando un “enquistamiento” o patología que ha terminado afectando a otras áreas de su vida: su relación consigo mismo, con los demás o con el mundo.

Las emociones son espontáneas, no se pueden evitar ni controlar, todas ellas son  legítimas, todas ellas, incluso las que no nos gustan. No existen las emociones negativas. Las emociones SON, otra cosa es que algunas de ellas no nos sea de agrado sentirlas y, además, no sepamos qué hacer con ellas. Lo que ya puede o no puede ser legitimo es lo que hagamos con ellas, nuestra conducta.

Es obvio que no voy a hablaros de las emociones que nos gustan: la alegría, el amor, esperanza, el asombro, el placer… ya que, para éstas sí que nos preparan. Voy a hablaros de las otras: la rabia, la ira, el odio, la vergüenza, el dolor, la tristeza, el miedo… Para éstas, nuestra cultura y sociedad no nos educa, es más, lo que nos enseña es que no debemos sentirlas, que, en todo caso, si aparecen, debes guardarlas en la intimidad de tu ser, es algo a ocultar, convirtiéndonos en analfabetos emocionales. Precisamente, las emociones que más necesitan salir de dentro de nosotros más permanecen, llevándonos a la infelicidad y a serios problemas emocionales y psicológicos (depresiones, ansiedad, fobias, estrés, traumas, insomnio…).

Un ejemplo: puedo sentir ira o rabia hacia una persona que amo y con la que se supone no debería sentirme así (un hijo/a, una madre o un padre..) y, como no me permito sentir esa rabia, termino, o bien haciéndome daño a mi misma/o (comiendo desaforadamente, o castigándome con pensamientos de duda o culpa, haciendo cosas que en realidad no quiero y hago por otros…) o a los demás (mostrándome irascible o irónica con esa u otras personas, o explotando ferozmente y golpeando o rompiendo objetos..). Generalmente, actuar de esta manera con nuestras emociones es un error y no hace sino empeorar el problema.

Así pues, si deseas descubrir qué puedes hacer para gestionar adecuadamente tus emociones desagradables en vez de guardártelas y esperar a enfermar física o emocionalmente, puedes leer los siguientes artículos:

“La ciencia está corroborando ahora que la gestión de las emociones básicas y universales deberían preceder al aprendizaje de valores y, por supuesto, al aprendizaje de contenidos académicos”. Te invito a ver este programa de Redes: "Aprender a gestionar las emociones"  

Si además, como yo, tienes hijos. He aquí una oportunidad para que no aprendan tarde, como nosotros, a gestionar estas emociones. Os recomiendo los siguientes materiales y libros:
  • "Emocionario" y "Libro de gratitud". Niños a partir de 6 años. Puedes encontrarlo aquí
  • "Luz de estrellas: Meditaciones para niños". Lo encontraras en tu librería o aquí
  • "Enma enfadosauria" + "Cesar Celosaurio" + "Greta Gruñosauria" + "Pedro Preocupadactilo", a partir de 5 años. Libros con cuento y apartado con indicaciones para padres y educadores sobre cómo trabajarlo.
  • "Los sentimientos". Imaginarium. Desde 1 año. Lo encuentras aquí


Y si lo que tienes es un bebé menor de 3 años, lo que te recomiendo es que expreses tus emociones con él/ella, no solo cuando estás contenta, sino tus frustraciones, miedos, tristezas… y sigue haciéndolo mientras crezca. Esto no va a tener un efecto negativo en él/ella, al contrario, los niños aprenden por modelaje, a través de la imitación de sus adultos más cercanos, que son los más influyentes. Si tú expresas tus emociones (en vez de gritar o tragar) aprenden a hablar y gestionar emociones, a ponerles nombres e identificarlas y evitamos que se desarrollen en una burbuja perfecta que no existe en realidad.


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prekes namams