Sé que en estas fechas es propio hacer nuevos propósitos, un año se ha ido y otro llega, así que aprovechamos para llenarnos de ilusión y expectativas. Sucede que, a medida que trascurren las semanas, en ocasiones, éstas ilusiones se diluyen y se van quedando en el cajón del olvido.
Cualquier momento del año es el idóneo para cerrar y volver a empezar, a veces el simple acto de tirar viejos trastos, ordenar un armario o habitación, nos permite "vaciar" nuestra vida y volver a comenzar.
Un cuento dice así:
"Se dice que el discípulo de un venerable sabio, estaba extrañado y sorprendido de que su maestro estuviese siempre sonriente y feliz, a pesar de las dificultades que tenía la vida. Intrigado, un día, le preguntó:
- Maestro, ¿cómo es que siempre se te ve tan contento y satisfecho?
El maestro le respondió:
- Amigo mío, no hay secreto alguno en esto. Cada mañana cuando me despierto, me hago esta pregunta a mí mismo: ¿Qué escojo hoy? ¿Alegría o tristeza? Y siempre escojo alegría."
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