Hoy me gustaría hablarte de la importancia
que tienen en nuestras vidas saber gestionar adecuadamente las emociones.
Puedo decirte que, por mi
experiencia, el 95% de las personas que acuden a mi consulta lo hacen
porque, en determinado momento de sus vidas, no supieron afrontar y gestionar sus
emociones y esto terminó generando un “enquistamiento” o patología que ha
terminado afectando a otras áreas de su vida: su relación consigo mismo, con
los demás o con el mundo.
Las emociones son espontáneas, no
se pueden evitar ni controlar, todas ellas son legítimas,
todas ellas, incluso las que no nos gustan. No existen las emociones negativas. Las
emociones SON, otra cosa es que algunas de ellas no nos sea de agrado sentirlas y, además, no sepamos qué hacer con ellas. Lo que ya puede o no puede ser
legitimo es lo que hagamos con ellas, nuestra conducta.
Es obvio que no voy a hablaros de
las emociones que nos gustan: la alegría, el amor, esperanza, el asombro, el placer… ya que, para éstas sí que nos preparan.
Voy a hablaros de las otras: la rabia, la ira, el odio, la vergüenza, el dolor,
la tristeza, el miedo… Para éstas, nuestra cultura y sociedad no nos educa, es
más, lo que nos enseña es que no debemos sentirlas, que, en todo caso, si aparecen, debes guardarlas en la intimidad de tu ser, es algo a ocultar, convirtiéndonos
en analfabetos emocionales. Precisamente, las emociones que más
necesitan salir de dentro de nosotros más permanecen, llevándonos a la
infelicidad y a serios problemas emocionales y psicológicos (depresiones,
ansiedad, fobias, estrés, traumas, insomnio…).
Un ejemplo: puedo sentir ira o
rabia hacia una persona que amo y con la que se supone no debería sentirme así (un hijo/a, una madre o un padre..) y, como no me permito sentir esa rabia, termino, o bien haciéndome daño a mi misma/o (comiendo desaforadamente, o castigándome
con pensamientos de duda o culpa, haciendo cosas que en realidad no quiero y
hago por otros…) o a los demás (mostrándome irascible o irónica con esa u otras
personas, o explotando ferozmente y golpeando o rompiendo objetos..).
Generalmente, actuar de esta manera con nuestras emociones es un error
y no hace sino empeorar el problema.
Así pues, si deseas descubrir qué puedes hacer para gestionar adecuadamente tus emociones desagradables en vez de guardártelas y esperar a
enfermar física o emocionalmente, puedes leer los siguientes artículos:
- Una manera de gestionar el dolor, la tristeza y la rabia, te interesará: ¿POR QUÉ ESCRIBIR AYUDA?
- Cómo gestionar el dolor: CUANDO EL DOLOR SE HACE INSOPORTABLE…
- Para el miedo: EL MIEDO QUE ATRAPA...
Si además, como yo, tienes hijos.
He aquí una oportunidad para que no aprendan tarde, como nosotros, a gestionar
estas emociones. Os recomiendo los siguientes
materiales y libros:
- "Emocionario" y "Libro de gratitud". Niños a partir de 6 años. Puedes encontrarlo aquí
- "Luz de estrellas: Meditaciones para niños". Lo encontraras en tu librería o aquí
- "Enma enfadosauria" + "Cesar Celosaurio" + "Greta Gruñosauria" + "Pedro Preocupadactilo", a partir de 5 años. Libros con cuento y apartado con indicaciones para padres y educadores sobre cómo trabajarlo.
- "Los sentimientos". Imaginarium. Desde 1 año. Lo encuentras aquí
Y si lo que tienes es un bebé menor de 3 años, lo que te recomiendo es que expreses tus emociones con él/ella,
no solo cuando estás contenta, sino tus frustraciones, miedos, tristezas… y
sigue haciéndolo mientras crezca. Esto no va a tener un efecto negativo en él/ella,
al contrario, los niños aprenden por modelaje, a través de la imitación de sus
adultos más cercanos, que son los más influyentes. Si tú expresas tus emociones (en
vez de gritar o tragar) aprenden a hablar y gestionar emociones, a ponerles
nombres e identificarlas y evitamos que se desarrollen en una burbuja perfecta
que no existe en realidad.
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