¿POR QUÉ ESCRIBIR AYUDA?


No es casual que la época en la que más escribimos y describimos lo que nos sucede es en la adolescencia, puesto que es un momento vital de muchos cambios, con nuevas, diferentes, excitantes y difíciles experiencias que nos sobrevienen. La escritura posee cierto efecto apaciguador, liberador y ayuda mucho en la adolescencia tener un diario donde reflejar todo ello. Sin embargo, pasamos a la adultez y, en ocasiones, nos olvidamos de esta técnica que tanto nos ha ayudado, sobre todo, en los momentos dramáticos: traiciones, rupturas, envidias, pérdidas…

Escribir es un modo de ayudarnos a descubrir un modo diferente de nuestra realidad.  Hasta ese momento todo aquello que pensamos y sentimos no hace sino retroalimentarse mutuamente en nuestra cabeza, acrecentándose, enredándose, confundiéndose, con las consecuencias que ello tiene para nosotros: darle vueltas  y más vueltas a lo mismo una y otra vez, revivir ese acontecimiento negativo y doloroso, sentir que estamos atrapados y no hay salida a nuestra situación.

Cuando escribimos a mano conectamos con nuestras sensaciones y emociones más profundas, en ese momento estamos íntimamente con nosotros mismos. Pero no sólo esto, sino que además escribir nos permite por una lado, liberarnos, es una válvula de escape a toda esa presión mental que ocupa gran parte de nuestro día a día, es algo que surtirá efecto inmediatamente, mientras escribimos; cuando finalicemos lo notaremos el resto del día; y por otro lado, nos permitirá ver la realidad de otro modo, llegar a conclusiones y reflexiones a las que no podemos llegar cuando las emociones inundan nuestro ser, ya que no nos permiten pensar con claridad.

Una última cosa: ¿Por qué es mejor escribir que hablar con alguien, una y otra vez acerca de lo que nos preocupa, duele o fastidia?. Porque cuando yo escribo me confronto con lo que yo escribo y reescribo, nadie me responde verbalmente o no verbalmente,  pero cuando yo hablo con una persona, que me contesta verbal y no verbalmente, el hecho mismo de que esta persona me esté escuchando hace más vivo lo que yo estoy contando, y por ello se convierte ya en algo contraproducente. Es una diferencia muy importante. Al escribir el impacto es mayor porque conseguimos trasformar nuestra experiencia en algo útil, al hablar de ello lo alimentamos y hacemos mas grande y no obtenemos esa trasformación.

Así pues, ¡escribamos! Es un recurso al alcance de tod@s, es gratis y con resultados garantizados. Podemos escribir cuando sintamos dolor, enfado y rabia, o cuando tengamos dudas que terminan obsesionándonos. Eso sí, hay una serie de condiciones a cumplir cuando decidimos escribir:
  • Hacerlo cada día, durante al menos 2 semanas para poder ver su verdadero efecto. Escribir días sueltos no es lo mismo a confrontarse día a día con lo mismo, por mucho que nos parezca repetitivo, no lo es. Lo escrito cambia. Si no, recordad que el diario de un adolescente es eso, un diario, cada día se escribe.
  • Escribir sin censurarnos y al detalle. Dejar que lo que pensamos fluya tal y como lo pensamos: el dolor, la rabia, las dudas…que pueden venir acompañados de insultos, rencor, ideas raras o socialmente poco aceptables… pero son sólo eso, ideas no actos.
  • Hacedlo a mano, no en ordenador o en Tablet, ya que sino media un instrumento entre nosotros y nuestras emociones, lo que produce cierto distanciamiento y no se produce el efecto deseado, que es liberarnos.
  • Una vez finalizado, no releer, nunca, puesto que sino no haremos sino revivir una y otra vez el problema. La función de la tarea es liberarnos, no volvernos a atrapar en la emoción-pensamiento.
  • Al terminar, guardar en un lugar donde nadie pueda acceder y tras las dos semanas de escribir llevar a cabo algún tipo de ritual para liberarnos de lo escrito: quemar, triturar…no guardar, ya que de  “la porquería” nos hemos de deshacer.
  • Por último, si decidimos escribir durante unos días, no hablamos de lo que escribimos con la gente, ya que sino el problema no hará sino crecer y crecer.

Por ello, si tenéis hijos adolescentes regaladles un bonito cuaderno y animadles a escribir en él, sobre todo cuando sucedan cosas desagradables, tristes, enfados.. de esta manera les dais un “contenedor” de sus preocupación, ya que bien sabréis que en esta época no suelen acudir a los adultos, eso sí prohibido leerlo, forma parte de su intimidad. Si sois adultos y estáis pasando por un momento difícil, haceros vosotros ese regalo.


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